Al llegar a este momento de la vida, las mujeres experimentan cambios a nivel hormonal y metabólico. Se debe, principalmente, a la disminución ovárica y menores niveles de hormonas femeninas.

La grasa se acumula más facilmente y la distribución de esta pasa de acumularse en las caderas, glúteos y piernas a depositarse en la zona abdominal, por lo cual se producen acúmulos de grasa alrededor de las vísceras.

Por otra parte, disminuye el nivel de calcio, por lo que se incrementa el riesgo de padecer osteoporosis. También, debido a los cambios a nivel psicológico, se incrementa la ingesta de alimentos ricos en azúcares y grasas, como medio de canalizar la ansiedad.

Las mujeres también tienen mayores problemas para tener un sueño reparador, que unido a la pérdida de masa muscular, suelen estar más cansadas y, por tanto, aumenta el sedentariasmo.

Por último, los cambios neuroendocrinos que se producen las mujeres con menopausia hace que tengan más apetito, lo que hace que el peso se incremente entre 3-5 kilogramos.

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