Las bebidas carbonatadas son las que representan un mayor consumo en todo el mundo. Sin embargo, además de los problemas de gases que pueden ir asociados, se ha evidenciado que los altos nivles de sodio presenten en ellas pueden presentar un riesgo para la salud si se toman de manera regular.

Las bebidas con gas o carbonatadas de por sí pueden suponer un problemas para aquellas personas que tengan afecciones digestivas como la gastritis, la dispepsia, colon irritable, reflujo gastroesofágico y diverticulitis, entre otras.

Las burbujas presentes en este tipo de bebidas estimulan la producción de ácido a la vez que relajan los esfínteres esofágicos (cardias y píloro), además de que provocan una dilatación abdominal.

En el caso de los niveles de sodio (principal componente de la sal), éstos hacen que suba la presión arterial, principal causante de los eventos cerebrovasculares (ictus, infartos, etc.).

Además como apunta el Dr. Domingo Carrera, médico especialista en nutrición de CMED, explica que este tipo de bebidas tienen altos niveles de azúcares, lo que se traduce en kilocalorías y en mayores índices de glucosa en sangre. Aunque se opte por versiones ligth, el azúcar es sustituido por edulcorantes artíficiales que pueden provocar alteraciones en la flora intestinal.

De esta forma, los especialistas recomiendan eliminar o reducir en la medida de lo posible el consumo de este tipo de refrescos y sustituirlos por bebidas naturales, como pueden ser las infusiones o los zumos caseros.

 

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