El aparato digestivo es conocido como el segundo cerebro. Por este motivo, el estrés afecta directamente a la salud digestiva. Pérdida de apetito o gastritis son algunos de los efectos de esta relación.

El estrés es un agente agresor y la respuesta del organismo, la ansiedad, afecta al aparato digestivo ya que es el sistema corporal más conectado con el sistema nervioso, explica el Dr. Domingo Carrera, médico especialista en nutrición de CMED.

La gastritis crónica superficial, la dispepsia no ulcerosa e, incluso, el síndrome del intestino irritable podría ser consecuencia del estrés que padece el organismo en determinados momentos de la vida. También puede ser responsable de desequilibros a nivel de la microbiota o flora instestinal, que pueden ser causantes de un disbiosis intestinal (SIBO, por sus siglas en inglés).

La mayor liberación de cortisol (hormona del estrés) podría ser responsable también de la acumulación de grasa en el hígado (hígado graso no alcohólico), aparte del principal responsable de esta patología, que es el sobrepeso y la obesidad.

Otra patología digestiva relacionada con el estrés es el reflujo gastroesofágico y las úlceras gástricas o duodenales.

¿Cómo prevenir los problemas digestivos causados por el estrés?

• • Si se desarrolla una gastritis habría que tomar protectores gástricos.
  • Una alimentación libre de cítricos, picantes, alcohol, bebidas gaseosas, azúcares refinados y grasas.
  • Tomar probióticos para equilibrar la flora intestinal y reducir la inflación gástrica.
  • Realizar actividades que ayuden a reducir los niveles de estrés: ejercicio cardiovascular (andar, bicicleta, natación, etc.), meditación, yoga, midfulness, leer o pasear.