El calor, el sol, el agua, el cloro y un exceso en la ingesta de comidas más grasas (helados) y alcohol, hacen que a la vuelta del verano nuestra piel y nuestro organismo necesiten una "recuperación"para volver al estado de la estación pre-estival.

Si bien en cuanto a la piel, es la del rostro la que puede verse más afectada al ser mayor la flacidez, la sequedad y darse brotes de acné, en el organismo, se suelen dar digestiones más pesadas, aumenta la generación de gases y empeore la circulación sanguínea.

Además, como apunta el Dr. Domingo Carrera, médico especialista en nutrición de CMED, se sobrecarga la función renal, lo que puede producir retención de líquidos y una tensión arterial más alta. La grasa que se ha "ganado" en este periodo se traduce en un aumento de peso y en una peor regulación de la glucosa, lo que conlleva un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.

Para ayudar al hígado, riñón y a la piel a depurarse, debemos reducir el consumo de grasas saturadas (carnes rojas, lácteos no desnatados, embutidos, mariscos y comida rápida y procesada) y disminuir el consumo el azúcares refinados, explica el Dr. Carrera.

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