Saber la procedencia de todos los alimentos que se comen es fundamental para evitar posibles problemas de salud. Los alimentos deben especificar en su etiquetado de donde proceden, la fecha de consumo preferente (o fecha de caducidad) y el lote (para saber su trazabilidad) para evitar problemas de salud asociados a la alimentación. Esto no significa que aunque toda esta información esté en regla, una persona se vea libre de contraer una infección o una enfermedad derivada del consumo alimentaria. El motivo: cómo es manipulada y almacenada la comida. 

En el marco de todos los países de la Unión Europea existe una estricta regulación en materia de seguridad alimentaria. Todos los alimentos producidos, criados (en el caso de animales) y obtenidos en la UE o, incluso los importados de otros países, pasan en la actualidad los controles sanitarios más rigurosos que han existido. Hay todo un marco regulatorio de importación, producción, conservación y manufactura así como de información al consumidor final, que aparece en el etiquetado y las propiedades organolépticas de cada alimento que puede ser adquirido por un consumidor en cualquier tienda de alimentación como en grandes superficies. Esto hace que los alimentos sean, en la actualidad, los más seguros que se han consumido nunca. 

A pesar de esta estricta normativa, existen fabricantes que se saltan estas normas con el objetivo último y único de conseguir mayores beneficios. 

Un caso reciente ocurrido en España a consecuencia de este tipo de fabricantes, es el brote de listeriosis causado por el consumo de carne mechada en mal estado. Esta compañía pudo saltarse todos los controles de seguridad alimentaria (control veterinario de los animales en origen, control en la fabricación del producto, en el almacenamiento, conservación e, incluso, en el trasporte). Este producto se ofrecía al consumidor a un precio más barato que el resto con el objetivo de aumentar sus ventas y, por ende, el beneficio final para el fabricante. El resultado final fue una intoxicación que provocó muertes e, incluso, abortos en mujeres que estaban en proceso de gestación. 

Listeria, toxoplasmosis, salmonella, botulismo, infección por E. Coli son sólo algunas de las enfermedades ligadas al consumo de alimentos. También hay que destacar que el consumo de alimentos recolectados (setas) u obtenidos directamente de animales  pueden suponer graves problemas de salud. Además, algunas prácticas alimentarias “de moda” pueden causar enfermedades que pueden llegar a ser letales si los alimentos consumidos no han pasado por los circuitos de control alimentario establecidos en la Unión Europea (o se consumen de manera inadecuada). 

Dr. Domingo Carrera, médico especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas