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¿Cómo debe de ser la alimentación tras una cirugía de reducción de estómago?
Madrid 31/07/2015
Una vez que se altera la anatomía del tracto gastrointestinal tras la cirugía, el paciente debe entender que también deberá modificar sus pautas alimentarias, tanto en relación al volumen o la cantidad, como a las características de los alimentos que come.
La forma de alimentarse después de una cirugía de la obesidad, entendiendo que se han podido llevar a cabo dos técnicas, la restrictiva (gastrectomía tubular) y/o la malabsortiva (by pass gástrico), se puede llevar a cabo en varias fases.
La primera fase, inmediatamente después de la reducción de estómago, consiste en la administración de líquidos claros, durante 2-3 días aproximadamente, para seguir con una dieta líquida completa, baja en grasa y con alto contenido en proteínas durante un periodo de 2-4 semanas.
A partir del mes de la operación, se recomienda una dieta blanda donde se incluyen alimentos muy blandos y ricos en proteínas, como el huevo, quesos bajos en calorías y carnes magras de pollo, vacuno, cerdo o bien pescado (las carnes rojas son peor toleradas).En todos los casos, hay que recordar que los todos estos alimentos deben estar muy triturados para evitar digestiones pesadas u obstrucciones.
Desde el segundo mes hasta el cuarto, la dieta consiste en mantener la misma forma de alimentación de los meses anteriores, pero ya probando a dejar pequeños trocitos de alimento protéico, (carne magra , pescado…).
Una vez alcanzado el cuarto mes es importante ir incorporando alimentos hiperprotéicos en cada comida, como claras de huevo, carnes magras, quesos o leche.
Todas estas indicaciones se las irán dando los especialistas de forma que cada dieta sea individualizada, ya que no todos los pacientes la toleran de igual forma y pueden presentar algunas situaciones especiales (náuseas/vómitos, estreñimiento, diarrea, deshidratación, intolerancias alimentarias, sobrealimentación, etc.).
Además, los pacientes deben realizarse análisis periódicos para detectar posibles deficiencias de vitaminas y minerales (por ejemplo, el metabolismo del hierro, la vitamina B12, el Calcio y Vitamina D)
Gran parte del éxito de la intervención de la cirugía de la obesidad, radica en que el paciente adquiera una buena educación e integre en su vida ciertos hábitos alimentarios saludables en los meses posteriores a la operación. Por eso es tan necesario un seguimiento de la alimentación de los pacientes sometidos a este tipo de tratamientos para la obesidad con el fin de garantizar mejores resultados.
Dr. David Mariscal, colaborador de la Unidad de Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas de CMED y gerente de la Clínica Mariscal